La Espada del Inmortal

Si bien su edición al castellano se vio truncada, esta sorprendente historia de un samurai que no puede morir, prosiguió su existencia en Japón hasta más allá de lo imaginable. Aún así, nos encontramos ante de una de las obras maestras del cómic contemporáneo, Hiroaki Samura, que no sólo es un maestro en el arte de dar vida a páginas en blanco con su lápiz y pincel. Por cierto, su conocimiento en las clásicas artes de la lucha japonesa con espada, también lo convierten en un erudito en ese campo.

Manji, el protagonista de este manga, es un tipo tuerto, excesivamente flaco y que carga con el signo de la svástica en su traje. No porque se crea nazi (de hecho, la historia transcurre muchas décadas antes del nacimiento de Hitler), sino porque esta marca encuentra su origen en la India, y hace referencia a la eterna juventud.

Lo curioso es que la inmortalidad de la que goza Manji se la debe a unos gusanos que viven en el interior de su organismo y que reparan el tejido celular cada vez que éste es dañado. Su misión en la vida es avanzar y matar, mientras que la de su acompañante, Rin, es perfeccionarse en las artes de una chica ninja, tratando de vengar inútilmente la muerte de su familia.

No existe una sola palabra que pueda definir esta obra. Por sus viñetas circula la perfección y la lírica de un poema haiku. En definitiva, un cómic… perdón, un manga que nadie puede dejar de tener y de contemplar por largo rato, hasta entrar y nadar en sus más ínfimos detalles.

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