Cuando las Magical Girls dejaron de ser mágicas
Opinión sobre la situación actual del género de las magical girls.
Podría decirse que el género de las magical girls se encuentra ligeramente de capa caída. O por lo menos eso le parece a un servidor, dado que las últimas producciones relacionadas con ésta temática, a excepción de casos específicos (como “Pretty Cure”, por ejemplo) no están dejando demasiada huella. Todo apunta a que la época dorada de las chicas mágicas ha pasado, algo totalmente en contraposición a las series shônen de acción y aventuras al estilo “Dragon Ball”, que están resurgiendo de manera incontrolada (y con gran éxito). Tal situación nos lleva a replantearnos si los estudios de animación nipones están perdiendo el norte, dejándose llevar demasiado por aspectos bizarros y producciones donde prima el contenido ecchi. Ya es prácticamente más habitual ver una serie en la cual las protagonistas tengan grandes melones y se tropiecen para caer encima de los chicos, que un anime protagonizado por jóvenes niñas con poderes mágicos.
Los intentos más recientes por resucitar el género tampoco han sido demasiado brillantes. Al margen de “Pretty Cure”, que tampoco es la repanocha y peca de romper con la historia a cada nueva temporada que pasa (salvo en las dos primeras), el género cuenta con pocos representantes actuales de peso. Las simpáticas protagonistas de “Doremi” intentaron alcanzar la popularidad de “Sailor Moon” (uno de los principales exponentes del género), pero no lo consiguieron. Y eso que su productora, la Toei Animation, se esforzó al máximo. Apoyó tanto a la serie que ésta se convirtió en la más larga de todas las existentes dentro de la categoría de las magical girls (201 episodios). Otra que probó suerte recientemente fue la adaptación del manga “Sugar Sugar Rune”, que presentaba a dos brujitas con la habilidad de volver locos a los chicos. Producida por el laureado Studio Pierrot, se alargó durante 51 episodios, pero finalmente fue reemplazada por la versión japonesa de “Las Supernenas”. También ha destacado “Otogi-Jushi Akazukin”, pero todavía está muy verde como para que podamos considerarla una firme candidata en la misión de resucitar el género. Y dejando a un lado éstas series, hemos visto poco más. Han aparecido varias producciones de manera tímida, como “Sasami: Mahou Shoujo Club” (sí, otra versión del spinoff de “Tenchi Muyo”), pero sin demasiada presencia.
Nada que ver con el esplendor pasado del género, donde brillaron series de magical girls del estilo de Card Captor Sakura, Magical Emi, Creamy Mami, Magic Knight Rayearth, Minky Momo, o Wedding Peach. Animes bastante más inocentes que los que actualmente se desarrollan, donde se solía optar por un planteamiento sencillo y cercano, y en los que las historias lograban hacerse con la atención de los más jóvenes de la casa. Porque al fin y al cabo, el objetivo de una de éstas series es el de hacernos soñar con poderes especiales, sueños cumplidos, aventuras, algunos peligros no demasiado perturbadores, y una o dos mascotas simpaticonas.
Desde que el género naciera en el año 1966 con “Magical Witch Sally” (de Mitsuteru Yokoyama), han pasado muchas cosas. Cada vez más se ha optado por la espectacularidad, se han ido dejando las historias cotidianas de lado, así como la inocencia de los personajes, y se ha ido recayendo en el error de estereotipar demasiado a los personajes. Está claro que toda buena magical girl protagonista debe cumplir con unas bases, pero nunca está de más aportar distintos puntos de vista. Más notable es la maldición que suelen sufrir los personajes secundarios de los últimos animes del género, todos ellos creados, salvo excepciones, con patrones muy similares. Y todo mientras los guionistas nos cuentan historias que a veces ya hemos visto en mil casos o que no nos interesan lo más mínimo (el argumento de “Sugar Sugar Rune”, por ejemplo, es de risa).
Queda que la fiebre del revival alcance al género de las magical girls y devuelva alguna de las series más laureadas a la pantalla. La vuelta de “Sailor Moon” sería una garantía de éxito, pero parece ser que sus responsables se han conformado con ese más que entretenido live action emitido años atrás. No resulta tampoco descabellada la idea de poder ver en acción una vez más a la cazadora de cartas Sakura, pero el éxito de “Tsubasa Chronicle” impide, de momento, que ésta idea pase por la cabeza de Clamp. Y salvo sorpresa, nadie va a tener la suficiente valentía de devolver a escena magical girls de épocas mucho más lejanas, por lo que nos quedamos igual.
Nos toca confiar en que los productores de “Pretty Cure” encaucen el futuro de la serie tras “Yes! Pretty Cure 5” y nos ofrezcan una temporada coherente con lo visto en anteriores entregas de la serie. Y quién sabe, quizá mientras esperamos algún estudio de animación despierta, se deja de tonterías, y vuelve a pensar en los más pequeños de la casa.